Wednesday, April 25, 2007

lluvia

Llueve, el amor es mi lazarillo, voy por las calles, ciega de silencio, voy cavando en mí, entrañable laberinto soy, a veces, la ciudad resbala, en la lluvia, todo es imparable, el instante cuaja en mi memoria, pero cae como el fruto, sin ser comido.

Friday, April 20, 2007

El día gira, el regalo del instante brota del silencio, esta vez del silencio, me asaltan las dudas, esta vez tienen cuerpo. Quedan cosas por decir, quieren decirse, lo intuyo, me silencio en la intuición mientras un hombre habla, su rostro crece, cerca del mío, he aguardado temblorosa en este instante que vacila, del que ahora me apropio como de mi única poseción, en la tarde saldré a la calle y todo habrá sido desierto en la memoria. El hombre se habrá ido ya de mis deseos.
Algo pulsará desde adentro, olvidar será la melodía más dulce.

Friday, March 30, 2007

la premier femme

Soñé con el último hombre, con su rostro de agua era capaz de no parecerse a sí mismo. Sus silencios en cada pausa hacian estallar miles de pensamientos diminutos que no lograban alcanzarlo sin embargo, pues él se extendía y contraía burlando el ser, no recuerdo haberle oído decir "yo" en mucho tiempo. Yo, naturalmente era mujer, una mujer; pero podría haber sido, a su lado, casi cualquier cosa: una piedra, o una molécula.

Al último hombre se lo ha de conocer muerto primero y moribundo después -recordé- pero ya tantos lo habían pensado así, que me pareció que el último hombre, a la tibieza de ese pensamiento, comenzaba a reverdecer. Pero ese repentino rejuvenecimiento, sólo me hacía pensar en lo cercana y perentoria de su muerte, de su muerte que siempre se estaba anunciando, que no terminaba de comenzar nunca, de su muerte que se multiplicaba en nosotros en este inacabable suicidio.

Tuesday, March 27, 2007

Algo.

Espacio muerto. Mis dedos laten en la escritura, paso del otro lado del aire, la respiración vacila, me recobro del otro lado, podría decir que ilesa, pero no, algo en mi ha sucumbido a la seducción del papel, te busco, entre el aliento de miles, la ciudad se expande y se contrae, pasó más allá, ahora nada es definitivo, la vacilación ha alcanzado el centro y me dejo tocar por ella suavemente, todo empieza a comenzar sin fin.

Friday, November 24, 2006

13-diciembre-2006

La niña pequeña queda mirando, sus ojos deben ser negros. La velocidad es lejanía y quedamos solas, es decir, quedo sola yo. Ella quedará con sus, destacaba entre todas una que era negra. El camino cambia, la arcilla se torna roja, verde, azul, amarilla. Este es el espacio en que el chacal retornaría, de buen grado, hacia el árabe. Pero es el árabe quien maneja los hilos, lo ha obligado casi a retornar, "necesito tus palabras" ha susurrado. El árabe, como siempre.


Thursday, November 23, 2006

Vert

Alguien espera. En el centro de su espera, un perro muerto, ladra. Alguien espera aquello que ya nadie espera. La ciudad se ensancha como un gran corazón y sale lentamente a decir no. Y es dulce oír. El corazón ya no puede dejar de latir, verde. Pero el río no deja de correr, la distancia se afila, la orilla dubita, poseída, el puente crece, alto, se balancea. No sin dolor vas a poder volver tanto. Tan lejos. Alguien saltó de este puente y salió nadando, ileso, imposible, como. El silencio. Arriba duermen las nubes impalpables. Me mantengo ilesa en el vértigo. Un hilo tan delgado me hará caer pronto, te digo, con voz de árbol, con temblor de hormiga. Un hambre de insecto camina en la cocina. Ella y yo nos hemos mirado. Cómo podría no adivinar sus razones. Ella era fluída, en la opacidad. Sucedió como si me hubiese mirado una piedra. Palabra. Sus caderas sostenían todo el aire, pero tenías miedo de llamarla, tu mujer. El rostro creciendo, creciendo. Crecido ya para las decapitaciones. La reina loca.

Tuesday, November 21, 2006

O lustre


La araña implume. Sentía como pulpo, es decir arribaba, desde allá lanzaba emanaciones indecentes. La voz callaba, calaba en lo profundo, calaba en lo estéril, en el pensamiento, algo aún por venir se adivinaba. La araña estéril, vidriada, se vengaba desde el olvido. Se vengaba de un olvido aún por venir, quiero decir. Abandonar el sombrero es la muerte. Algo como un sueño con palpitaciones de hormiga. Pobreza. Pobreza bella y atroz, nada más. La palabra se arrastraba, una pulsación silenciosa de raíces. Algo tenía que callar para que la vida fuera posible. El amor.
Bella incapacidad para el amor. No se quiere el sufrimiento. Se quiere la expectación, mirar con todo el cuerpo y luego morirse. Si el río corría era porque sombreros traía. La piedra es un sombrero, la piedra también puede ser incrustada de raíz en el pecho. Horrible palpitación pétrea. La araña te escupe. Te deja bizca. El amor también te ha dejado estúpida. La voz estridente, demasiado joven, demasiado vieja. La voz resopla, susurra palabras húmedas, las caderas se ensanchan, creas el amor. Creas la importancia de llamarte nadie. Te ridiculizas, hablas. Locuaz, loca, loca, loca!. La araña te olvida en medio de la calle y caes. Caes como si nada hubiese caído nunca. Tu amor te olvida. La calle fúnebre. Las ruedas giran metálicas y un sabor a llaves tuerce tu lengua. Siempre hay un hombrecito en escena. Siempre hay un hombrecito padeciendo de piedad. Su piedad se extiende hasta ti, viscosa, sin vacilación. Alguien ha ofrecido su cabeza para la decapitación. La princesa. La araña se pliega, ha echado las cartas sonando a pluma y no ha tenido piedad. La araña ha poseído también a tu amor. Te ha mirado. Ha sido hermoso verte morir. Tú también lo has sentido, loca, lo has visto venir y has ofrecido el cuerpo. Has ofrecido el cuerpo con un amor monstruoso, anterior, anterior al mismo amor. La incapacidad de llegar hasta el pensamiento. La princesa tenía los dientes más blancos que los tuyos. Su rostro era un encantador de serpientes. Era imposible no saberla hermosa. Era imposible no amarla como es imposible no amar la muerte. Sin embargo, qué horrible era.